Por Lucas J. Fullana
En el día de hoy, Santiago Peña se convirtió en el presidente 51° de la Republica de Paraguay por los próximos cinco años. El economista de 44 años se transforma de esta manera en uno de los presidentes más jóvenes de la historia del país.
En su trayectoria, resalta el haber sido el ministro de Hacienda del expresidente Horacio Cartes (2013 – 2018) desde los años 2015 al 2017, momento en el cual dejó su militancia partidaria en el opositor Liberal Radical Auténtico (LRA) para pasar a las filas del Partico Colorado. Anteriormente había sido también funcionario del Fondo Monetario Internacional (FMI), y precandidato a la presidencia en las elecciones del año 2018, en las cuales perdió la interna del Partico Colorado con quien hoy le entregó el mando, Mario Abdo Benítez.
La fórmula del Partido Colorado encabezada por Peña y Pedro Alliana triunfó en las elecciones del pasado 30 de abril por el 42,74% de los votos, lo que se traduce en 1.292.079 votos, frente a la formula Efrain Alegre y Soledad Núñez de la Coalición opositora Concertación Nacional. Con este nuevo triunfo, el Partido Colorado continúa su extensa hegemonía de más de cuatro décadas en Paraguay desde la recuperación democrática en 1989. Esta fortaleza electoral colorada, solamente fue interrumpida por el breve gobierno de Fernando Lugo (2008 – 2012), quien fuera derrocado por un Juicio Político relámpago, a poco más de un año de finalizar su mandato.
De esta manera, el Partido Colorado es el primer oficialismo de América del Sur que logra ganar las elecciones presidenciales desde el año 2018, año en el que además del triunfo de dicho partido había conseguido su reelección Nicolás Maduro en Venezuela. Asimismo, la victoria de Peña detiene momentáneamente los triunfos presidenciales de los candidatos del ala progresista de la región, como fueron las últimas victorias de Lula en Brasil, Boric en Chile y Petro en Colombia.
El desafío más importante de Peña será, según el flamante presidente, el de ubicar regionalmente al país en el concierto de naciones del hemisferio y el de mejorar el desempeño económico priorizando la generación de empleo y la reducción de la pobreza. Desafíos estos en los que sus predecesores no han tenido buenos rendimientos.