El domingo 25 de mayo tuvieron lugar las elecciones regionales y legislativas en la República Bolivariana de Venezuela. Gran parte de la oposición al gobierno de Nicolás Maduro convocó al abstencionismo con el fin de deslegitimar el proceso eleccionario. Inclusive, la líder opositora María Corina Machado había pronosticado un ausentismo del orden del 85%.
No obstante, hacia la madrugada del 26, el Consejo Nacional Electoral anunció los guarismos oficiales de los comicios sobre una base del 93,01% de las mesas escrutadas. Los mismos arrojaron una participación electoral del 42,63% y los siguientes números para la lista nacional de diputados para la Asamblea Nacional (AN) -50 escaños sobre los 285 totales-: el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar (GPPSM) -oficialismo-, con 4.553.484 votos y un 82,68%; la Alianza Democrática, con 344.422 votos y un 6,25%; la Alianza Un Nuevo Tiempo y Unión y Cambio -Única-, con 285.501 votos y un 5,18%; la Alianza Fuerza Vecinal, con 141.566 y un 2,57%; y por último, otros votos válidos y nulos sumaron 182.351 -3,31%-.
En cuanto a las gobernaciones, el oficialismo se alza con 23 de los 24 estados, quedando Cojedes en manos de la oposición. En lo concerniente a la elección del primer gobernador de la Guayana Esequiba -en disputa con la limítrofe Guyana-, dicho cargo ha recaído en el almirante Neil Villamizar, perteneciente a las filas oficialistas. Hasta el momento de redacción de este escrito, tales son las cifras oficiales. Restan definir las asignaciones de cargos a las legislaturas estadales y al resto de bancas de la AN.
Como resultado de este proceso eleccionario, puede decirse que hay un incremento de los recursos de poder institucionales de Maduro, ya que la oposición controlaba cuatro estados y a partir de ahora controlará solo uno. Asimismo, a la luz de la proporción de votos obtenida por el GPPSB, el oficialismo tendrá una mayor representación en la AN, la cual ya dominaba holgadamente. Por otra parte, la estrategia opositora de llamar al abstencionismo, como en otras oportunidades, le ha allanado el camino al oficialismo para que pueda obtener una aplastante mayoría de los cargos en disputa. Al igual que en las elecciones parlamentarias de 2020, cuando con una participación del 30,18%, el oficialismo obtuvo el 69,34%, respaldado en los 4.321.975 votos cosechados, la estrategia opositora no conquista la deslegitimación pretendida y resigna espacios de poder institucional. En los comicios del pasado domingo, el número alcanzado por el oficialismo es apenas superior al de 2020, lo que revela que el recurso de poder de apoyo popular de Maduro se encuentra consolidado y, ante la retirada de gran parte de la oposición, es más que suficiente para imponerse por amplio margen. La misma estrategia de apostar al ausentismo de buena parte de los líderes contrarios al gobierno, una vez más, redunda en robustecer los recursos de poder institucionales de Nicolás Maduro.